sembrando de ignominia las conciencias,
no es lágrima ni tampoco fuego
lejos de ser luz es el opuesto.
Aquello que oculta lo profeso
modera hasta la risa o la enmudece
eso que gobierna por decreto
monárquico y palaciego de por vida
abre y cierra los destinos como afluentes
hambreando a multitudes contemplativas.
Un vector, algo inconducente,
viboreando en el aire mal pesado,
quiebra voluntades, boicotea
como la cifra desterrada y sin valor,
pondrá de rodillas a millones
suplicantes de cara a un cielo plomiso
que tampoco esta vez será su salvador.
S.F.
4 comentarios:
y dale que dale con el loop que zumba en espiral y te empuja hacia adelante... no queda otra
Gracías por el comentario, saludos.
Que bueno conocer tu poesía,
saludos,
Natalia Litvinova
Gracias, Natalia, por dejar un comentario, saludos.
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