domingo, 24 de julio de 2016

Pérdida y transformación del ser

En su lecho de muerte sintió que se iluminaba por dentro, cuando se corporizó en sí misma a los tres años de edad dialogando a medias palabras con su primer amigo perruno, en un irrepetible momento de extremísima lucidez, despojada de prejuicios, radiante, genuina.
S.F.

No hay comentarios: