una tos perruna le sacudía el cuerpo,
la doblaba en un esfuerzo vano,
ciertamente natural por resistir.
Entonces pensé que aquella tos
que ya le duraba una semana,
era ella; ella necesitaba de la tos
tanto como la tos de ella para existir,
entonces pensé: esa tos es la muerte.
S.F.
2 comentarios:
muy lindo poema Sergio.
Lamento contradecirte, Gabriela, pero se trata de narrativa breve. Gracias por leer y dejarme tu comentario. Saludos.
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