lunes, 21 de febrero de 2011

La oía, la miraba toser,
una tos perruna le sacudía el cuerpo,
la doblaba en un esfuerzo vano,
ciertamente natural por resistir.
Entonces pensé que aquella tos
que ya le duraba una semana,
era ella; ella necesitaba de la tos
tanto como la tos de ella para existir,
entonces pensé: esa tos es la muerte.

S.F.

2 comentarios:

GL dijo...

muy lindo poema Sergio.

Sergio Fombona dijo...

Lamento contradecirte, Gabriela, pero se trata de narrativa breve. Gracias por leer y dejarme tu comentario. Saludos.