viernes, 6 de abril de 2012

Cruel luz diurna

Había ceniza en aquellos ojos,
substancia ingrávida y trémula,
que la brisa arrastraba,
esparcía distraídamente.

Todo era encanto perdido,
risa fácil ahogada por sollozos,
la verdad traslucida en el espejo
bajo una cruel luz diurna.

El invierno en los ojos
de esa mirada mustia,
subida a un sueño trunco y vacío,
al resuello voluble de lo imposible.
S.F.

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