salimos de la inmediatez y podemos tomar distancia,
teniéndonos para sí por un implacable lapso,
que nunca alcanza y cimienta gusto a poco.
En estos casos los espejos suelen mentir,
aquello que reflejan es parcial;
más profundamente están las carencias,
subordinadas por soberbia e irrealidad.
Toda luz, como el viento mismo,
si uno se acerca demasiado, produce,
debido a nuestra sensibilidad visual,
que entornemos los párpados.
¡Pero qué tremendo verse tal cuál se es!
escucharse, descubrirse, tolerarse;
mejor sería continuar en la turbulencia,
de ser posible en el vórtice mismo.
S.F.
4 comentarios:
bonito escrito... te mando un abrazo
Gracias, amigo, otro para vos.
Si uno sigue en el espiral y cerrado en sí mismo...es logico que se tenga problemas visuales..por eso hay tantos "vampiros" que no se pueden mirar "en ese espejo propio"..jaja
A veces, la espiral no tiene fin, ahí radica el problema. Gracias por tu comentario, saludos.
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