Siempre resulta arduo escribir una novela sujeta a cierta coordenada temporal sin caer en los vicios del relato “histórico”. En El mayor y las perlas, la voluntad del trabajo intelectual se presenta lúcidamente: la Guerra de Malvinas aparece apenas recortada como un telón de fondo, que genera alusiones sutiles por parte de los distintos personajes, soslayando el golpe bajo. Este acierto indiscutible se suma a una muy hábil elección del narrador: evita otro vicio, el de la primera persona del singular, que muchas veces puede confundirse con intenciones autobiográficas. Partiendo de una mirada omnisciente, el autor se desplaza y cuenta los avatares del país —a través de las vivencias del Macho Soldati, ese joven boxeador amateur que protagoniza la novela—, en una acertada metáfora: el personaje principal cree que podrá transformar su destino dando un simple golpe de timón.
La esclarecedora reunión con un ex combatiente, su manifiesto rechazo hacia el padrastro y un sorpresivo encuentro sexual con dos mujeres, son sólo muestrario de una trama que, lejos de ser lineal, muta permanentemente y se expone desde diversas aristas. Situada a diez años de la rendición argentina de junio de 1982, El mayor y las perlas desnuda, valiéndose de una aguda exploración, los comportamientos de la sociedad en la historia reciente.
El Mayor y las perlas, novela publicada por Ediciones Godot, 2008.
No hay comentarios:
Publicar un comentario