miércoles, 17 de febrero de 2016

El derrotero de la vida es un reloj sin agujas

Una concesión no es una pausa
y si se pierden las pocas certezas
mal plantado, tiritando de bronca,
zanjar resueltamente un nuevo cauce,
eludir pronto la puerca desazón de estar vacíos
porque no se linda gratis con el cielo
ni se anhela tanto lo que mata,
sin luna como vector volver a pensarse
ya que nunca hubo reemplazo
como no hay tardes similares,
ni terruños ni cortezas,
aunque todo salga peor en días nublados
y la masa amanezca sumida en su indiferencia
sólo los cobardes esperarán soñando
hamacados con el impulso del devenir,
abatidos por un silencio mórbido del pasado
inmersos en el misterio que los trasciende.

S.F.

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