Una gota gorda
había castigado mi mollera y me sentí un reptil surgido de las profundidades
saliendo a la luz. Iba caminando cubierto por esa techumbre alzada a una
distancia descomunal, rodeado de gente que salía y entraba a los empujones como
cardumen. Somos minúsculos frente al desarrollo de la ingeniería: tanto hierro,
vidrio, zinc en la bóveda oxidada y chorreante, el progreso traído de una
floreciente Europa propulsado por los países al ritmo del vapor empujando pistones,
solté de corrido y la caterva de ideas me hizo pestañar. Casi se conservaba
como en aquel tiempo, calculé, sorprendido de que en minutos esa omnipresente
maquinaria me trasladara sobre rieles comidos por el uso y rodara a lo sardina
protegido de las inclemencias por una morrocotuda caja metálica, sonreí sin
gracia por semejante inspiración sardónica.
Pensaba es un
chiste ir sentado, ver desfilar vendedores ambulantes o ambulatorios opuestos
al avance, que ofrecían variadísimos productos gastronómicos; un disparate mayúsculo
su música chillona a extremado volumen, tan ajena a la realidad; evidentemente
aquello, lo que pasaba, seguía siendo díscolo como mis pensamientos, regados
por un paisaje de casas donde redoblaba la lluvia, que se centuplicaba a
velocidades fluctuantes atrás del vidrio chorreado: ¿pero pasaba eso en
realidad?
Si era otra
chica desinflada, la habías acompañado tres veces hasta su vivienda familiar
con jardín delantero y le habías escamoteado un beso justo cuando te clavaba
esa puerta enana de la verja en plena rodilla. Vivificante, pensé, por primera
vez en la tarde con cierta coherencia, porque estaba yendo al encuentro de
Viviana, a quien desde nacida le habían dicho Vivi; qué vivo, lagartón, urdí,
vivís estropeando todo el viaje por la premisa de saber que es difícil, repetía
para mis adentros, difícil, mimetizado con los sordos ofertantes, difícil,
imbuido ya de entera realidad o realismo tanto que me saltó una lágrima,
difícil que Vivi siga viviendo... en Turdera.
S.F.
Este texto se publicó en el número 40 de la revista Odradek, en Noviembre de 2009.
No hay comentarios:
Publicar un comentario