S.F.
jueves, 21 de febrero de 2013
Dispersión
Cuando Juan José comprendió que aquello imperceptible a través de sus ojos también formaba parte del mundo, de ese mundo que lo excluía deliberadamente, sin noción exacta pero impulsado por un principio de incertidumbre, tomó conciencia de que como en la física cuántica cada partícula cumple una función determinada y de que él era solamente otro engranaje donando una chispita de energía para que el universo siga en perpetuo movimiento; aunque lo que todavía no logra deducir Juan José, por más que intente madurando la idea, es qué sentido tiene sostener ese descomunal despliegue.
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