martes, 12 de junio de 2012

Feliciano pasaba el tiempo en su cama,
mirando por un ventanal,
la televisión o leyendo diarios.
Rara vez se lo vio fuera de su casa,
con una renta de por vida nunca trabajó.
Hacía mucho que no compraba nada,
se hacía llevar los pedidos
y retiraban hasta su ropa sucia.
Una mañana lo encontró un cartero,
dijo que la puerta estaba abierta,
el médico calculó 95 años de edad,
por su dentadura intacta,
pero aclaró que podían ser más.

S.F.

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