miércoles, 19 de octubre de 2011

La vida cambia por la noche
estableciendo un silencio propio
que muchos asocian a la muerte.
Pero hay infinidad de ruidos minúsculos
que al poner extrema atención
delatan una continua existencia
por más que la negrura indescifrable
periódicamente nos amortaje.







S.F.

6 comentarios:

GL dijo...

Me encantaron todos esos pequeños ruidos de la noche. Muy bueno Sergio! Saludos!

Sergio Fombona dijo...

Y por desgracia quedan pocos grillos. De chico me fascinaban los grillos y las luciérnagas. Gracias, Gabriela, saludos.

Nedda González Núñez dijo...

Si, la noche es como otro mundo dentro de lo cotidiano. Todavía puedo escuchar el canto de los grillos, de las ranas, de esos invisibles pájaros nocturnos... Es también el suburbio. La vida y la muerte parecen estar más cerca.. Me gustó, Sergio!

Sergio Fombona dijo...

Gracias, Nedda; es así, un mundo distinto donde también hay mucha vida. Saludos.

silv dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
lourdes dijo...

Cuántos de esos ruidos olvidados...por el apremio de pasar rápido la noche y correr al nuevo día...muy bello