jueves, 8 de julio de 2010

Ella se reía con una risa contagiosa,
tanto, que no tardé en reírme también.
Los demás seguían presos del pánico,
o de ese patetismo que suele surgir
ante algunas certezas; porque fue así como,
finalmente, doblados de risa,
nos empujaron a aquellos calabozos,
de los que sólo algunos volvimos,
aunque volver, en este caso, sea un eufemismo.

S.F.

2 comentarios:

VELARIÁ (Luis Patricio Vela Arias) dijo...

jajaja...
Chevre el nuevo rostro de tu casa virtual Sergio.
Un abrazo

Sergio Fombona dijo...

Gracias, Luis, abrazo.