sábado, 6 de marzo de 2010

Prix D’ami

Capital Federal, 1985

Aquel primer reducto quedaba sobre la calle Arcos, en el barrio porteño de Belgrano: señalo "primer" porque a ese local le sucedieron otros dos. Era una viejísima casona con entrada de puerta cancel y zaguán, y tenía un ventanal a la calle cercado por un balcón de hierro y en verano dejaban abiertas las dos hojas vidriadas y desde afuera se podía apreciar bastante bien a la banda de turno. Los baños estaban en línea recta al ventanal y hacia la derecha el pequeño escenario opuesto a una barra y a un aparato de televisión en blanco y negro en el que habitualmente pasaban “Viendo a Biondi” y películas por lo común también viejas. Recuerdo como si fuese hoy esa noche lluviosa del mes de abril, porque cruzamos la ciudad de sur a norte en trasporte público con mi amigo El Turko, bajista de Barrio Turco, quien se autodenominaba “El Turko de la suerte”, solamente para ver a Los Encargados. Aquel trío conformado por Melero, Fiore y Foigelman andaba tocando en el circuito Underground y nunca había grabado un disco pese a contar con mucho material, además, fueron verdaderos adelantados en la Argentina, si de música electrónica se trata.
Al llegar nos cobijamos de la llovizna bajo el tupido paraíso plantado en plena vereda esperando que fuera entrando la gente y advertimos, a través del ventanal, que el lugar parecía prácticamente vacío, aunque sabíamos que contaba con un cuarto de grandes dimensiones. Nosotros, el Turko, que llevaba en esa ocasión un vistoso turbante de color amarillo yema, y quien relata, contábamos con información necesaria acerca del trío, los cuales se basaban en antecesores que no utilizaban baterista en vivo sino pistas grabadas o disparaban máquinas de ritmo como el grupo de tecno alemán kraftwerk (una banda precursora de la música electrónica encargada de crear un sonido que con el tiempo se denominaría “tecno industrial”), o la inglesa New Wave Ultravox, surgida en 1976 en plena fiebre punk.
Ya los pocos espectadores habían entrado y debido a ese detalle no menor en un momento apagaron las luces y oímos que se largó el concierto. La cuestión es que todavía éramos unos cuantos los que pugnábamos tratando de pagar menos o directamente nada y, para nosotros, pobres individuos humedecidos de afuera, resultaba mágica su música rociada por aquella llovizna pertinaz, contenida apenas por las frondas del árbol. Al tercer tema uno de los morochos que custodiaba el ingreso hizo una seña y dijo: “Junten todo lo que tengan”. Una vez adentro nos llamó la atención que la mayoría de las personas estuviese sentada, acuclillada o en posición de yoga. Aquellos tipos vestidos con mameluco de portero eran asépticos, muy prolijos, su sonido minimalista se sustentaba en la armonía de los teclados y las letras amenas, excedidas por cierto tinte intelectual, cantadas por Daniel Melero con una suavidad casi exasperante. El Turko y yo nos quedamos parados a un costado de la barra y para nuestra sorpresa descubrimos que había algunas chicas más de las denominadas “modernas” todas de negro y punkies, sumadas a las que habíamos tomado nota en la vereda que daban la impresión de estar vestidas para concurrir a una discoteca. El concierto fue bastante extenso, debido a que tenían varios discos para tocar y, por lo oído, los tocaron. Compartimos unas cervezas con el Turko y finalizado el show observamos cómo los concurrentes literalmente huían. Nosotros salimos al amanecer cerrado, tomando por una diagonal hasta avenida Cabildo y la llovizna perduraba, algo que no impedía a los porteros “manguerear” sus veredas. Caminando serenamente, ensimismados en la charla, sin darnos cuenta llegamos hasta Plaza Italia.

S.F.

Esta crónica pertenece al libro: Aguafuertes de los ochentas, 2014.

14 comentarios:

Luciano Doti dijo...

Muy buena la descripción, fue como estar ahí, en una época que yo no pude vivir generacionalmente, pero que intuyo debe haber sido harto interesante.

Sergio Fombona dijo...

Fue así, Luciano, veníamos de la dictadura y todo el mundo salió a la calle, y se abrían nuevos lugares todos los fines de semana y había bandas y artistas haciendo sus primeros petates. Lástima que los 90 generaron lo contrario. Gracias por pasar y dejar un comentario. Saludos.

nicolas grandone dijo...

que es hoy en dia de prix d'ami?

Sergio Fombona dijo...

No sabría decirte, Nicolás, porque además hubieron tres locaciones en las que funcionó. Para esta crónica describo la primera. Gracias por leer, saludos.

Gabriel Kerbs dijo...

lindo comentario como me hubiera gustado vivir esa epoca.
seguramente ese prix, como el de monroe, debe ser algun local o alguna de los tantisimos edificios que se hicieron en la zona.
saludos.

Sergio Fombona dijo...

Y sí, desde esa época hasta el presente la ciudad ha cambiado mucho, y no siempre para mejor. Gracias, Gabriel, por tu comentario, saludos.

pablo dijo...

Wooo Sergio! No sé si esa noche fui, pero no puedo olvidar el Pri de Arcos, el gallego C, jugar truco contra Rinaldo, y ver el show de los Alfonso, charlar con Charly y mil noches más...genial tu relato, gracias

Unknown dijo...

Me pusiste la piel de pollo Sergio..saludos desde Madrid.

Unknown dijo...

Y larga vida a la Sobrecarga!

Lautaro dijo...

Sergio, que contundente tu retrato. Me hiciste capturar parte de la emoción que despide lo que contás, gracias a que mucho de alguna manera me pasó pero en otras circunstancias. Es muy loco como llego a tu texto, 10 años tarde pero a tiempo, porque me encontraba escuchando de casualidad "Fue Amor" de Fito y me dio mucha curiosidad saber a que se refería con "Prix D'Ami". Fue tremendo descubrir que se erigió el lugar con todas sus historias encima, a pocas cuadras de donde vivo, lugar al que me mudé hace menos apenas 2 meses. Se juntó eso y una emoción por esa canción que me cayó justo un día después de soñar con un viejo amor al que recordé en varias estrofas del tema. Lo más loco es que esa caminata medible no por los metros sino por las charlas que suscitó me hizo acordar a una noche con ella caminando por un tramo parecido al tuyo: en mi caso fue desde Plaza Juramento hasta la terminal del 12 antes de llegar a Puente Pacífico. Que loco como todo se conecta de alguna manera. Abrazo!!!

Sergio Fombona dijo...

Gracias por leer y dejar un comentario; me recorforta saber que mi texto les dispara recuerdos, les aporta algo, y eso es muy importante para mí. Saludos.

Unknown dijo...

Tremendo relato,tube la oportunidad de trabajar con apenas 16años en el prix d'ami de monroe y cabildo desde su re inaguracion asta que serro,le agradesco a la vida que me puso en ese lugar tan hermoso,adolesia y vivi lo mejor de la musica argentina e internacional,mi vida cambio,y a parir de ese momento nunca pare de rockear,la noche porteña es unica,el gallego el chulo,pitu,sandra,mayo,sugus,personas con un gran corazon,momentos inborrables,prix d'ami no va a exirtir nunca mas un lugar como ese,gracias por compartir tu historia del primer prix d'ami,abrazo grande!!!y aguante el aguante!!que somos nosotros.

Nekro dijo...

Guau que flash encontrar esto. Que buen relato. Yo fui de la segunda etapa, ciudad de la paz, 2 veces por mes minimo me iba de caballito a ese hermoso reducto. Inolvidable show se los twist e invitado un 24 de diciembre a las 00.00. Charly, calamaro,fito,zabaleta,fabi,hilda y mas y mas desfilando por ese minusculo escenario. Ahi nomas 200 o 300 almad, empapadas de sudor, por el calor imposible del lugar, recuerdo salir a la calle con toda la.ropa mojada como si hubiese caido a una pileta vestido !!! Que felicidad. Hermosos recuerdos. Gracias por traerlo de nuevo . Abrazos desde israel.

Unknown dijo...

todos los viernes ir a ver a los PARANOICOS hermosa epiva