se extinguirán por sí solas en su caída hacia la nada.
Qué peor que prometerse y no cumplir,
esa falacia se volverá iridiscente,
disfrutada en su plenitud, agotada en su astenia.
La venalidad constreñida, los temores más íntimos
tardías afectividades, molidas por los sucesos,
ahogarían a todos los astros.
Quedará sólo un velamen del cuerpo,
una triste remesa de luz interior,
aquello tan radiante como una estrella
confinada en un punto finito del corazón
porque los recuerdos no se pueden elegir.
S.F.
6 comentarios:
Hola Sergio, lo invito para que aprecie la 2 parte de mi relato aún muy cojo. Solo falta la 3ra que ya la publicaré más adelante.
Un abrazo Sergio.
Lo leo, Luis, y te dejo un comentario, abrazo.
lindo esta!
saludos!
Gracias. Saludos.
Qué peor que prometerse y no cumplir
porque los recuerdos no se pueden elegir.
Excelente Sergio, me gustó!
Gracias, Pablo, suerte con la novela.Abrazo.
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